Al fin una práctica y económica solución al problema de las goteras que reaparecen como siempre en este lluvioso, como siempre, mes de agosto. Mes de ocasionales lluvias tormentosas.
No se sabe qué idiota le dio por copiar el dicho Bogotano de «agosto el mes de las cometas», y como por acá no se piensa sino que se repiten como loros los lemas de los publicistas, pues resultamos creyéndoles. Lo que con esas tormentas de agosto va a resultar en unos emuladores de Benjamín Franklin, para alegría de Pacho Santos.
Y peor aún algunas personas en mala situación económica como método de rebusque han intentado hacer volar su economía vendiendo cometas, y con esos aguaceros escasamente han podido medio flotar. Eso era antes, cuando para echar cometas se utilizaban no los domingos de agosto, sino todo los días de las vacaciones de diciembre y de mitad de año.
Lo de la hechiza impermeabilización está bien, pues con lo costosos que están los materiales…
Ni adentro ni afuera 