Los cambios del Parque Santander


Donde se narran las reformas efectuadas al Parque Santander desde su trazo y construcción, se citan unas remembranzas y se define el estilo de diseño local llamado «Bosquimano«.

Realmente da tristeza ver como se tiraron el Parque Santander con esa ‘discreta’ fuente. Y en ese sitio que es tan representativo de esta ciudad. ¿Qué pensarían nuestros antepasados?  Desde que se construyó el Parque Santander era el orgullo de los Bumangueses.Inicialmente el parque tuvo un estilo desenfadado natural, simplemente quitaron la maleza y las piedras para armar las bases de la iglesia de al lado y listo.

Posteriormente se diseñó al estilo de los parque de la época: el pedestal y la estatua en el centro y ocho caminos que desde las esquinas y de los puntos medios de los lados del rectángulo van hasta el  punto central. Con una variación estos que van del centro al punto medio de la manzana no eran rectos, salvo el que comunica directamente con el atrio de la Sagrada Familia, iglesia que para entonces la segunda parroquia de la ciudad.

Por la época escribía un cronista en su provinciana ingenuidad:

La  estatua  del  general  Santander se levanta en el centro del más hermoso de nuestros parques; el terreno fue comprado por el municipio a la parroquia de la Sagrada Familia, y su ornamentación se debe al esfuerzo de una junta de vecinos compuesta por los señores Ernesto Sanmiguel, Rodolfo Azuero, Alfonso Silva, Alberto Mantilla y Gabriel Silva Vargas. Es lamentable que la estatua no corresponda, por defectos de estética, a la ilustre personalidad que representa, ni al lugar que ocupa. Las avenidas de mosaico, los candelabros de bronce, del mejor gusto, los prados y jardines simétricamente trazados, la elegancia del templo que allí levanta sus atrevidas torres, y el edificio del Club del Comercio que ocupa el frente oriental, dan a este parque un conjunto que nada deja qué desear a quienes conocen ciudades de primera categoría en todo el mundo.

Y en las imágenes se ve que era un parque caracterizado por su sobriedad.

La estatua del General Santander estaba situada en el centro del parque de un estilo que se podría llamar ‘Republicano tardío’ y en sus costados oriental y occidental existían unos coloridos jardines, uno de ellos con el Escudo de Colombia. Por 1940 en el costado occidental ya existía el Hotel Bucarica, el cual con el Club del Comercio  y la actual Catedral iban enmarcando adecuadamente el espacio. Bueno, hasta que construyeron esos dos «adeficios» a lado y lado de la catedral. Al norte el Edificio del Banco de la República y unas casonas viejas entre las que se encontraba el Loira.

¿Loira? Carlos Arnulfo Arias Mendoza en su libro Frente a tu Parque Romero, nos recuerda:

¿Recuerda usted El Loira?
Era una casa vieja que quedaba diagonal al Club del Comercio, frente al verdadero parque de Santander, donde ahora está la torre de un banco, que más de uno con sorna llama la negra grande.
Allí uno iba y se tomaba un kumis, mejor que el de la Pamplonesa de la época, con mantecada, mientras miraba la vitrina refrigeradora repleta de galguerías o desparramaba la vista (a las cinco de la tarde por agosto) en las manadas de pericos que se arracimaban en las palmas del parque o en la minifalda de la señorita Santander que llegaba a tomarse una Club Soda con hielo acompañada de un pichón de político al Club del Comercio.

Dicen que por allá a inicios de los locos Años Sesenta, al parque lo atacó la modernidad y sufrió la primera reforma. El trazo interior perdió sus graciosas curvas que fueron reemplazadas por trazos rectos delimitados por muretes enchapados en gravilla lavada. Era lo que se podía definir estilo «Modernista Iceteceño».

Y poco a poco el parque se volvió el sitio de concentración de los emboladores (aunque ellos se llaman enlucidores de calzado) y sede de dos empresas de taxis, de los de antes, de colores o negro con amarillo, antes de que la ciudad se viera inundada por esa «Fiebre Amarilla» de los diminutos taxis de ahora que los Bumangueses que llegan de vivir del exterior piensan que son carros eléctricos. Y por esos tiempos cayó la casona del Loira para darle paso a la ‘Negra Grande’, el edificio salido de paramento del Banco Popular. El escudo fue remplazado por una fuente exagonal, para las delicias de los gamines y algunos  desocupados que tomaron la costumbre de lanzar ocasionalmente a la fuente un par de kilos de jabón detergente, para gozar viendo como la espuma llegaba hasta el parqueadero del Hotel Bucarica, o escuchando las ‘científicas’ explicaciones de los transeúntes sobre el exceso de cloro del agua del acueducto y la insípida reseña del pasquín local, Vanguardia.  Y también en los diciembres iluminaban el parque y siempre dejaban postes para competir con sus tradicionales farolas.

De nuevo Carlos Arnulfo recuerda:

El Santander, con sus hermosas farolas
A las cinco de la tarde bandadas de pericos, los domingos bodas en la catedral de al frente y de vez en cuando reinas en el que casi fue, según me cuentan, depósito de panela de un potentado santandereano al que su abolengo no le permitía ser socio de la cofradía.
Estatua a la altura de la mano, foto tal vez, helado, tinto o raspado, embolada de zapatos, un cigarrito en una banca, ver pasar muchachas o muchachos según el gusto, y esperemos que el día de mañana a ningún alcalde se le ocurra quitarle las farolas viejas que aún le quedan, ni que, además de lo ya pavimentado que está, le dé porque el piso debe ser igual de brillante que el del centro comercial del frente, atravesando la calle 35, o la de los bancos como se llamó en una época.

Empezando el último decenio del siglo XX, con la peatonalización de la Calle 35,  y su cambio de nombre a Paseo del Comercio (Informal), se volvió a remodelar el parque, esta vez con un estilo «Collagéstico Neo Berraco»: puro maquillaje de pisos, salvo unos bolardos y un Kiosko para vender café en concesión, que luego se volvió un CAI de la Policía. – Centro de Atención Inmediata-. (Lindo Oxímoron). Esa especie de minifundio que hacen en los parques. En el piso dibujaron un tablero de ajedrez que nunca se utilizó pues pronto lo dañó el paso de las motos.. La fuente como todas las de la ciudad permaneció seca hasta el día de hoy.

En el costado norte las casonas fueron demolidas y el lote se convirtió en un basuero o parqueadero hasta que construyeron la Triada, el complejo de oficinas famoso porque en el  café del primer piso uno se encuentra uno con todos los politiqueros de la región. A esta alturas el estilo del entorno del Parque se podía definir como Patch ecléctico. Como el estilo de los vehículos que se observa desde la Sagrada Familia.

Para rematar la historia, ya terminando el primer decenio del Siglo XXI, se realizó un sobrio diseño para el Parque, (se puede observar la ficha técnica en este vínculo). Y se tenía la esperanza que junto con la anunciada renovación del Parque del Centenario se mejorara un poco el aspecto del centro de la ciudad.

Pero la Administración Municipal ante las críticas cada vez mayores y en tono más alto por la falta de ejecutorias, cual mago de circo sacó de su cubilete un absurdo y desproporcionado diseño como lo señala la foto enviada por Alexeii. Hablando de estilos esta escultura, como dice un amigo, es un excelente ejemplo del «Estilo Bosquimano«. ¿Bosquimano? Si, parece comprada en el Vivero el Bosque, Mano.

Juzguen ustedes…

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Del mismo diario en la página cultural LINK

2 respuestas a “Los cambios del Parque Santander

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